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Parto de una constante simple: a la gente le gusta hacer proyectos a pesar de los riesgos que suponen superar los plazos y atenerse a los presupuestos. A lo largo de los años en una gran empresa de construcción, me di cuenta de las diferencias en la gestión según el tamaño de la obra. Estas diferencias de gestión pueden ser una fuente de errores e inexactitudes cuando no están justificadas. Por lo tanto, mi reto diario era encontrar la solución más adecuada para el tamaño de mis sitios, sin tener que hacer malabares permanentemente entre el medidor y el metro láser.
Recurrí a iMapper principalmente porque me atrajo su tecnología de vanguardia.
Como muchos arquitectos, solía hacer mis mediciones a mano con un cuaderno, un bolígrafo, un metro láser para las grandes distancias y un metro para las pequeñas. Pero los levantamientos tardan mucho y se cometen muchos errores al tener que recordar todas las anotaciones escritas en los planos una vez que se sale de la reunión con el cliente.
Es radicalmente diferente. Ahora confio totalmente en mis medidas, en las que antes no creía. Dejo que el iMapper recorra una sala y puedo centrarme en las cosas que considero más importantes, incluidas las conversaciones con mis clientes. Una vez terminado el levantamiento, descargo los datos y modifico el plano casi al instante.
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Hay que probarlo y tras una primera lectura te convence.