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En general, como todos los arquitectos, mis proyectos deben complacer a mis clientes y no decepcionarlos. Pero en la práctica, a diario, me enfrento a retos técnicos: no equivocarme en mis mediciones y emprender proyectos factibles.
En las mediciones siempre hay retrasos, errores en los planos. Es un auténtico quebradero de cabeza cumplir las expectativas de los clientes a tiempo y dentro del presupuesto.
Principalmente inspecciono edificios antiguos, sobre todo en Versalles, con edificios complejos deformados por el tiempo. Francamente, me estresaban mucho los levantamientos antes de iMapper. Como estoy sola, tengo que admitir que la toma de medidas era especialmente laboriosa. Esto era una gran discapacidad a la hora de gestionar mi agenda.
Soñaba con un láser que pudiera tomar medidas por mí, pero los precios del mercado eran demasiado elevados para una empresa como la mía. Entonces llegó iMapper. Aunque la toma de medidas me llevaba a veces un día entero (sin contar los planos en 2D que había que recrear y para los que suele ser necesario contar medio día más), me ahorré una cantidad de tiempo considerable y una precisión inigualable a mano.
Con el iMapper el margen de error es muy pequeño, por no decir inexistente.
Menos estrés y menos errores al tomar las medidas. Y el simple hecho de no cometer más errores me ahorra mucho tiempo y tranquilidad.
Para empezar, no dudaría ni un minuto en intentar convencerles: ahorra tiempo y es una señal de confianza para mis clientes. Este ahorro de tiempo también ha tenido un impacto positivo porque ahora tengo tiempo para llevar a cabo proyectos que antes languidecían en el fondo de los cajones.
Hablemos también del precio. Como he dicho antes, no he podido encontrar una solución a buen precio para una empresa como la mía. Ahora tengo una herramienta de última generación que he pagado en tres días de trabajo en levantamientos, sinceramente no podría esperar más.